Psicología Clínica para Adultos
Tratamiento del TRASTORNO BIPOLAR
Depresión, tristeza, euforia, manía, hipomanía
El trastorno bipolar es una enfermedad mental severa. Las personas que la sufren experimentan cambios de ánimo extremos y poco comunes. Se caracteriza por temporadas de excitación e hiperactividad (fase maníaca del trastorno bipolar) donde las personas que lo padecen son muy activos y felices, que alternan con otras de depresión, donde se sienten muy tristes y desesperanzados (fase depresiva del trastorno bipolar). No hay una alteración permanente del ánimo, el enfermo tiene ciclos. Frecuentemente tienen estados de ánimo normales entre uno y otro ciclo.
El trastorno bipolar suele empezar en los últimos años de la adolescencia o al inicio de la edad adulta pero niños y adultos también pueden sufrirlo. La enfermedad, generalmente, dura toda la vida. Las causas de este trastorno no son del todo claras. Pueden ser genéticas, por tener una tendencia familiar, o puede ser una estructura anormal de las funciones del cerebro.
Si no se trata, el trastorno bipolar puede dañar las relaciones personales, causar bajo rendimiento en la escuela o en el trabajo e incluso el suicidio. Sin embargo, se ha sugerido científicamente que los tratamientos más eficaces son los que utilizan un enfoque integral, con la combinación de psicofármacos, prescritos por un psiquiatra, y terapia psicológica.
Tratamiento Psicológico
El trastorno bipolar impacta severamente en el funcionamiento psicológico y la terapia psicológica mejora la estabilidad del humor, protege de las recaídas y de la recurrencia característica de este trastorno, disminuye el número de hospitalizaciones necesarias y mejora la capacidad funcional. Además debe señalarse que la familia también suele beneficiarse de los resultados de la terapia psicosocial. Pero no hay que olvidar que se trata de una enfermedad crónica de origen médico/biológico. Debido a ello, nunca podemos prescindir de la medicación administrada por un médico psiquiatra. Aún y así, la investigación actual deja muy en claro la utilidad de las herramientas aportadas por la Terapia Cognitivo-Conductual.
La Terapia Cognitivo-Conductual ayuda a los pacientes de trastorno bipolar a aprender a modificar patrones de ideas y comportamientos inapropiados o negativos. Consiste pues en aumentar la calidad de vida de quien lo padece. Esta terapia aplicada al trastorno bipolar ayuda a disminuir la frecuencia, intensidad y duración de las crisis aumentando paralelamente los períodos intercrisis o silentes. El paciente aprende a reconocer las señales que le anticipan que una crisis afectiva se avecina, mejora la adherencia al tratamiento, estabiliza los Ritmos circadianos y rutinas, y maneja mejor el estrés.
Por otro lado, la psicoeducación aspira a informar a las personas bipolares y a su familia acerca de la naturaleza de la enfermedad y a cómo reconocer los signos de recaída a fin de recurrir a una intervención temprana y posiblemente evitar un episodio grave de manía o depresión.

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