Terapia para Problemas de Conducta

Cada uno de nosotros nace con un temperamento diferente y a medida que interactuamos con el ambiente en el que vivimos vamos desarrollando nuestro carácter. De hecho hay niños a los que se les pone el nombre de buenos o fáciles de educar, ya que salvo casos concretos, no generan ningún problema a lo largo de su vida. Sin embargo, hay otros que, descartando los que presentan alguna otra patología añadida, nacen con un temperamento, que dificultan su educación, y como consecuencia minan la paciencia de sus educadores. Con el paso del tiempo van acumulando pocos elogios y muchos castigos o recriminaciones.

Estos niños se oponen a todo, “desafían” a los adultos y acaban siendo los culpables de todos los problemas de su alrededor. Por su carencia de habilidades sociales no saben solucionarlos y únicamente se ven aceptados por los que funcionan de la misma manera.

Este tipo de casos se pueden beneficiar, tras una correcta evaluación, de un entrenamiento en hábitos asertivos, habilidades sociales, resolución de conflictos, así como con un asesoramiento a los padres y profesores en la forma de abordar este tipo de comportamientos.